jueves, 25 de agosto de 2016

Cómo comenzar y rematar el hilo de bordado

Aquí estamos ahora con todos nuestros materiales de bordado a mano y un diseño que nos encanta esperando tenso en nuestro reluciente bastidor. Tomamos una lana o hilo, la cortamos de un tamaño que nos resulte práctico para el largo de nuestro brazo, la enhebramos en esa aguja que por el simple hecho de ser un poco regordeta ya nos cae simpática y... ¿qué hacemos? ¿un nudo?¡No! ¡Jamás un nudo en un trabajo de bordado! ¿Y entonces? ¿Cómo sujetamos el hilo para que no se escape?

He aquí el secreto: en vez del hacer un nudo de inicio como lo haríamos en un trabajo de costura a mano, lo que haremos será asegurarnos de que las puntadas que van quedando por el revés del trabajo escondan y sujeten la cola de inicio y final del hilo. Para esto existen dos métodos que dependerán de qué tipo de puntos usemos para el bordado.

Veamos cómo se hacen:




El primer método consistirá en dejar una pequeña cola de hilo por el revés de la tela e ir envolviéndola con las puntadas que quedan (del revés) a medida que bordamos. Esto será muy sencillo cuando estemos bordando en punto satén, por ejemplo, porque las puntadas del revés resultan tan tupidas como las del derecho del trabajo.



Para el remate lo único que hará falta será deslizar la aguja por entre varias de las puntadas más cercanas y cortar el extremo sobrante. Todo esto siempre por el revés de la tela y teniendo la precaución de hacer el remate cuando aún quedan unos cinco centímetros de hilo en la aguja para poder moverla con facilidad.

Pero... habrá otros casos como el del punto pespunte, o el punto seguido -entre otros- en lo que esto resultará más complicado, por eso deberemos recurrir a este otro método:


En este caso dejaremos del revés una cola bastante más larga de hilo (unos 5 cm aproximadamente) y nos olvidaremos de ella mientras avanzamos con el bordado. Cuando llegue la hora de rematar iremos entrelazando el final del hilo entre las puntadas cercanas que vemos por el revés de la tela y cortaremos el sobrante. Luego, enhebraremos la aguja en el trozo de hilo que quedó a la espera y también lo entrelazaremos a puntadas cercanas y cortaremos el sobrante.

Como buena maestra que pretendo ser, les expliqué los dos métodos e hice especial hincapié en que en los bordados no se hacen nudos. Sin embargo mi conciencia me obliga a confesarles algo: Yo sí lo hago. No en todos los trabajos, pero sí en algunos que no van a ser vistos del revés y que llevan puntos que no permiten el primer método. Hago nudos chiquitos -como para que el delito sea menos grave- pero los hago.

Sin embargo, como buenos alumnos que ustedes son, se olvidarán de mi confesión y prometerán que no tomarán los vicios ajenos.

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